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QUE PASO CON LA ACCION DE YPF

La acción de YPF (ticker YPF en NYSE) tuvo un 2025 intenso: cotiza cerca de US$ 35, acumula una caída de doble dígito en el año y viene de un Q3 con pérdidas, ingresos por debajo de lo esperado y presión fuerte en el negocio de refinación. Al mismo tiempo, el mercado se entusiasma con Vaca Muerta, el plan de reducir deuda y las proyecciones de exportación. Este análisis, pensado en clave de inversor argentino, resume qué pasó con la acción, por qué cayó y qué escenarios manejan hoy los analistas. No es humo de Twitter: son números, riesgos y oportunidades concretas.

Qué pasó con la acción de YPF en 2025


Si te venís preguntando “qué pasó con la acción de YPF” en 2025, la respuesta corta es: mucho ruido, bastante volatilidad y un mercado que todavía no se decide entre castigar el riesgo argentino o premiar el potencial de Vaca Muerta. El ADR de YPF en Nueva York ronda los US$ 35,29 al 24 de noviembre de 2025, con una caída year to date de -16,71 % y un rendimiento a 1 año del -11,84 %. Es un papel que, visto en frío, luce golpeado, pero que sigue despertando interés cada vez que aparece una noticia de shale, exportaciones o acuerdos estratégicos.


Durante el año, el recorrido fue una montaña rusa. La acción arrancó 2025 bastante más arriba, logró acercarse a un máximo reciente cerca de US$ 39,80 el 16 de noviembre y en esa misma jornada llegó a marcar mínimos en torno a US$ 36, en un rango intradiario que refleja perfectamente el humor cambiante del mercado. Desde ese pico, la corrección llevó al papel de nuevo a la zona de US$ 35, donde muchos traders locales ya identifican un soporte técnico clave y un nivel donde suele aparecer demanda de quienes quieren “comprar Argentina con descuento”.


En la Bolsa de Buenos Aires, el papel YPFD cotizaba alrededor de ARS 55.875 a mediados de noviembre, con una dinámica distinta por la combinación de inflación alta, devaluaciones y movimientos en los tipos de cambio financieros. Para un inversor argentino que mira ambas cotizaciones, el ADR en Nueva York funciona como referencia en dólares del valor que el mercado global le asigna a YPF, mientras que la acción local sufre más de cerca las expectativas sobre política económica, regulaciones de combustibles y eventuales cambios de gobierno.


Indicadores clave para entender el momento


Mirar solo el precio puede ser engañoso; el contexto de balance y expectativas completa la foto. Detrás del número de pantalla conviven un EPS de -US$ 1,18 en los últimos doce meses, la imposibilidad de calcular un ratio precio/ganancias clásico por esa pérdida y una capitalización bursátil cercana a los US$ 15.000 millones que la ubica como una large cap energética relevante a nivel regional. Aun así, el mercado le exige a la compañía señales claras de disciplina de capital, foco en negocios rentables y un plan creíble de reducción de deuda para convalidar un múltiplo más alto.


  • Precio de cierre reciente en torno a US$ 35,29 por ADR en NYSE.

  • Rendimiento en 2025 (YTD) de aproximadamente -16,71 %, reflejando un año complicado.

  • Desempeño a 1 año cercano al -11,84 %, algo menos negativo pero todavía en rojo.

  • Capitalización de mercado alrededor de US$ 15.005 millones, categoría large cap de energía.

  • Ganancias por acción (EPS) TTM de -US$ 1,18, lo que impide usar un ratio P/E tradicional.


En la práctica, esto significa que el mercado no está pagando hoy la historia completa de Vaca Muerta, sino una versión “descontada” por el riesgo país, la volatilidad del tipo de cambio, la historia reciente de controles de precios y los resultados flojos del negocio de refinación y comercialización. Cada vez que aparecen titulares sobre exportaciones adicionales, nuevos gasoductos o acuerdos con socios privados, la acción reacciona con entusiasmo; cuando vuelven a dominar las noticias de inflación, regulaciones o ruido político, la cotización vuelve a comprimirse.


Qué implica este contexto para distintos perfiles


Para el inversor minorista argentino, YPF sigue siendo un clásico: un papel líquido, muy atado al humor del país y a la vez una de las vías más directas de jugar la tesis “energía + normalización macro”. Para el institucional extranjero, en cambio, YPF es más bien un proxy de riesgo sistémico argentino con upside interesante pero condicionado a reformas y estabilidad regulatoria. Entender esa diferencia ayuda a leer mejor por qué los movimientos diarios pueden parecer exagerados cuando se miran solo desde un ángulo.


  • El trader de corto plazo mira soportes y resistencias entre US$ 35 y US$ 40 y se apalanca en la volatilidad post noticias.

  • El inversor de mediano plazo sigue de cerca producción en Vaca Muerta, niveles de deuda y guidance de capex.

  • El ahorrista local suele compararla con alternativas como VIST o CEPU para decidir su exposición al sector.

  • Los fondos globales miran sobre todo riesgo país, reglas de juego y valuaciones relativas frente a otras petroleras emergentes.


Resumiendo, lo que “pasó con la acción de YPF” en 2025 no es un solo evento sino la acumulación de un año con balances desafiantes, incertidumbre macro local y un activo productivo de primera línea que todavía no se refleja del todo en el precio. El resultado es este punto intermedio: un papel castigado, pero con suficiente historia positiva detrás como para que analistas y traders sigan discutiendo si el nivel actual es un piso atractivo o solo una escala más en un camino volátil.


Qué provocó la caída reciente de YPF


La pata más visible de la debilidad de la acción en 2025 fue el balance del tercer trimestre fiscal (Q3 FY25), publicado el 10 de noviembre. El mercado ya esperaba un informe difícil, pero los números confirmaron que la presión en costos, deuda y negocio de refinación era más fuerte de lo que descontaban muchos modelos. Los ingresos del trimestre fueron de 6,66 billones en moneda local, equivalentes a unos US$ 4.600 millones, aproximadamente un 12 % por debajo de lo previsto y también por debajo del mismo período del año anterior. Esa combinación de “miss” en ventas y costos altos terminó empujando el resultado a terreno claramente negativo.


El dato que más ruido hizo fue el EPS trimestral: -US$ 0,53 frente a un consenso que esperaba un valor positivo. La compañía reportó una pérdida neta de unos 347.220 millones de pesos (alrededor de US$ 347 millones), impactada por el aumento de la deuda financiera, ajustes de tipo de cambio, mayores costos operativos y tensiones en la cadena de refinación y comercialización. Aunque la producción en Vaca Muerta se mantuvo sólida, no alcanzó para compensar la presión de los segmentos más regulados y de los costos en dólares de la estructura.


El golpe del Q3 FY25 en números


Cuando se mira la reacción del mercado, se ve claramente la sorpresa por la magnitud del deterioro contable. No solo se trató de un trimestre flojo; fue un punto de inflexión en las expectativas de corto plazo sobre márgenes, deuda y capacidad de autofinanciar el crecimiento. Para muchos gestores, esto implicó revisar a la baja las proyecciones de flujo de caja libre de 2025 y 2026, lo que justifica una valuación más prudente hasta que se vean resultados concretos de los planes de eficiencia anunciados por la empresa.


  • Ingresos trimestrales de 6,66 billones en moneda local, equivalentes a cerca de US$ 4.600 millones.

  • Caída aproximada del 12 % frente a las expectativas de analistas y frente al mismo trimestre del año anterior.

  • EPS reportado de -US$ 0,53, cuando el consenso esperaba ganancias.

  • Pérdida neta en torno a los 347.220 millones de pesos, presionada por deuda y costos.

  • Downstream (refinación y comercialización) bajo fuerte estrés, pese al buen desempeño del shale en Vaca Muerta.


Paradójicamente, la primera reacción del mercado no fue un derrumbe sino un rebote: en el premarket posterior a los resultados, el ADR llegó a subir alrededor de 4,22 %. ¿Cómo se explica? La conferencia y los comunicados pusieron mucho énfasis en el futuro: más foco en shale, desinversiones en activos convencionales menos rentables, asociaciones en YPF Agro y un plan explícito de reducción de costos y de deuda de cara a 2026. Para los inversores que ven a YPF como una historia de turnaround, esos mensajes valen casi tanto como el número del último trimestre.


Sin embargo, una cosa es la reacción táctica de uno o dos días y otra muy distinta es el humor de fondo. A lo largo de la semana posterior al informe, la acción terminó acumulando una baja cercana al 2,13 %, reflejando que la tendencia bajista de 2025 todavía no se había quebrado. El mercado siguió procesando el dato de que, incluso con Vaca Muerta funcionando bien, la empresa enfrenta un contexto local duro y un balance que exige disciplina quirúrgica para revertir las pérdidas.


Macro argentina, regulaciones y riesgo percibido


Más allá del balance, la otra gran explicación de la caída de YPF está fuera de la empresa: la macro argentina. Inflación elevada, episodios de devaluación, controles de precios sobre combustibles, elecciones y cambios potenciales en la política energética forman un cóctel que hace que cualquier flujo de caja futuro valga menos a los ojos de un inversor global. Cada titular sobre congelamientos de tarifas, atraso en precios o tensiones políticas pega de lleno en el “descuento por riesgo” que el mercado le aplica a YPF.


  • Controles y regulación de precios de combustibles que comprimen márgenes del negocio local.

  • Inflación y devaluación que encarecen costos y complican la planificación financiera.

  • Percepción de riesgo país alta, que obliga a exigir retornos mayores para justificar la inversión.

  • Necesidad de fuertes inversiones para monetizar Vaca Muerta, en un contexto de financiamiento caro.


En redes como X (ex Twitter), el sentimiento combinó memes con análisis rápido: muchos usuarios aprovecharon los “dips” para armar o ampliar posición, esperando justamente un trimestre “horrendo” para comprar más barato. Se habló mucho de YPF junto a pares como Vista Energy (VIST), pero predominó el enfoque especulativo por sobre los modelos fundamentales detallados. Esa mezcla de FOMO, lectura parcial de datos y apuestas tácticas ayuda a explicar por qué el precio se mueve a veces más por flujo que por noticias nuevas.


Del lado más profesional, el mensaje fue distinto. La mayoría de las casas de análisis mantuvo o reforzó una visión constructiva de mediano plazo. BofA Securities elevó su precio objetivo de US$ 40 a US$ 54 y mantuvo recomendación de compra, citando menor percepción de riesgo en el tiempo y perspectivas de producción mejores. JP Morgan sostuvo su calificación Overweight, con target ajustado a US$ 44 desde US$ 47, reflejando prudencia por el contexto pero confianza en la tesis de largo plazo.


En promedio, el consenso de analistas ubica el precio objetivo a 12 meses cerca de US$ 43,44, con un rango que va desde unos US$ 33 en los escenarios más pesimistas hasta US$ 55 en los más optimistas. Traducido a lenguaje de trader: el mercado reconoce que el papel está bajo presión, pero también admite que al precio actual hay un upside potencial del orden del 20–25 %, siempre y cuando la macro no empeore y la empresa ejecute el plan de eficiencia y expansión en shale que viene prometiendo.


La acción de YPF tuvo un año intenso. El CEO de YPF, Horacio Marín, es una inspiración para todo el sector empresario nacional.

La acción de YPF tuvo un año intenso. El CEO de YPF, Horacio Marín, es una inspiración para todo el sector empresario nacional.

Escenarios 2025–2026 para la acción de YPF


Cuando se intenta responder de manera completa “qué pasó con la acción de YPF”, la pregunta siguiente es inevitable: ¿qué puede pasar de acá en adelante? El consenso actual combina un tono neutral-alcista con mucha cautela. Con un precio actual cercano a US$ 35 por ADR y un precio objetivo promedio de alrededor de US$ 43,44, el mercado está diciendo que ve potencial de suba, pero no sin riesgo. Distintos análisis plantean para 2025 un rango probable de cotización entre US$ 35 y US$ 52, con chances de ver un tramo alcista hacia fin de año si se consolidan las exportaciones y mejora el humor global con respecto a la energía argentina.


La clave está en que los drivers positivos son concretos: crecimiento en producción de shale en Vaca Muerta, posibilidad de aumentar exportaciones de crudo y gas, reducción gradual de deuda y un mix de desinversiones y alianzas que pueden mejorar el retorno sobre el capital. Del lado negativo, la lista también es real: riesgo país alto, volatilidad cambiaria, regulaciones imprevisibles y la posibilidad de que el mercado global de petróleo se debilite justo cuando Argentina quiera acelerar su salida exportadora. Operar YPF con cabeza implica poner ambos lados de la balanza sobre la mesa.


Tres escenarios para el precio y qué los gatilla


Una forma práctica de ordenar la información es armar tres escenarios: alcista, base y bajista. No son una bola de cristal, sino un mapa de posibilidades que te ayuda a no improvisar cada vez que ves una vela verde o roja en la pantalla. El rango 35–52 sugerido por distintos análisis para 2025 se puede leer justamente así: como una distribución de probabilidades donde la parte alta exige bastantes cosas que salgan bien, mientras que la parte baja refleja una combinación de shocks locales y globales.


  • Escenario alcista: ejecución sólida en Vaca Muerta, avances en infraestructura de transporte, mejora en el clima político-regulatorio y precios internacionales de energía firmes. En este caso, no es descabellado pensar en YPF moviéndose hacia la parte alta del rango, entre US$ 48 y US$ 52, convergiendo o incluso superando los targets más optimistas de analistas.

  • Escenario base: la empresa cumple parcialmente su plan, el contexto argentino sigue volátil pero sin crisis más profundas y el mercado global de energía se mantiene equilibrado. Aquí, la acción podría oscilar en una banda intermedia cercana al consenso, por ejemplo entre US$ 38 y US$ 45, con momentos de sobrecompra y sobreventa aprovechables para trading.

  • Escenario bajista: empeora la macro argentina, se endurecen regulaciones, el mercado de petróleo se enfría o la compañía demora la reducción de deuda y la mejora de márgenes. En esa combinación, no se puede descartar volver a ver presiones hacia la zona de US$ 33–35 o incluso algún overshoot momentáneo por debajo, sobre todo si el riesgo país sube fuerte.


En cualquier caso, el nivel de US$ 35 aparece hoy como un soporte psicológico importante: ahí está más o menos el piso del rango estimado para 2025 y coincide con zonas donde ya se vieron compras en volumen. Si estás adentro, tiene sentido monitorear con atención ese nivel y, si armás posiciones nuevas, ser consciente de que una ruptura clara podría implicar que el escenario bajista empieza a ganar peso. No es para entrar en pánico, pero sí para tener un plan de gestión de riesgo antes de que el mercado te lo imponga.


Cómo encajar YPF en una cartera diversificada


Más que preguntarte solo si YPF está “barata o cara”, tiene sentido pensar qué rol cumple dentro de tu cartera. Para un argentino promedio, ya hay suficiente riesgo país en el día a día; sumar un activo tan volátil tiene que venir con una lógica clara detrás. YPF puede ser la pata de energía tradicional dentro de una estrategia que combine dólares, bonos, algo de tecnología global y otras acciones locales o regionales, siempre y cuando no se convierta en una posición desproporcionada que dependa de titulares políticos.


  • Como posición táctica, se puede usar para tradear resultados trimestrales, anuncios sobre Vaca Muerta o cambios regulatorios, con tamaño acotado y stop definido.

  • Como apuesta de mediano plazo, puede funcionar como un “proxy” de normalización macro combinada con monetización del shale, siempre diversificando con otros sectores.

  • En una cartera muy conservadora, probablemente tenga sentido que el peso de YPF sea menor y complementado con instrumentos dolarizados de menor volatilidad.

  • Para perfiles más agresivos, se puede combinar YPF con otras energéticas como VIST o PAM y con activos de alto crecimiento global, armando un mix de riesgo controlado.


El detalle no menor: la mayoría de las recomendaciones que hoy ves en informes de research apuntan a “comprar” o “overweight”, pero siempre bajo el paraguas de un riesgo moderado-alto asociado a Argentina. Eso significa que, más allá de los números de upside, la gestión del tamaño de la posición, los plazos de inversión y las expectativas realistas son tan importantes como elegir el punto de entrada. La misma acción que entusiasma cuando sube 8 % en una rueda puede volverse un dolor de cabeza si representa demasiado porcentaje de tu portafolio.


Una forma interesante de pensar YPF —y esta es la idea nueva para llevarte— es verla como una especie de “opción real” sobre dos cosas a la vez: la consolidación de Vaca Muerta como polo energético global y la capacidad de Argentina de estabilizar mínimamente su macroeconomía. Si ambas se alinean, el valor implícito de la compañía puede destrabarse de manera potente; si una sola falla, el recorrido será mucho más errático. Ponerle probabilidades honestas a cada cuadrante de esa matriz (macro buena/mala, ejecución buena/mala) vale mucho más que cualquier tweet entusiasta o pesimista.


En síntesis, lo que pasó con la acción de YPF en 2025 es el resultado de un choque entre balances débiles, riesgo país alto y un activo de primer nivel en Vaca Muerta que todavía no termina de reflejarse en el precio. Lo que pueda pasar de ahora en adelante va a depender de cómo se resuelvan esas tensiones. Mientras tanto, la mejor herramienta que tenés como inversor argentino no es adivinar el próximo titular, sino definir de antemano cómo, cuánto y por qué querés que YPF forme parte de tu juego. Todo esto es información general y no reemplaza un asesoramiento financiero profesional.


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