RIESGO ACTIVADO/RIESGO DESACTIVADO: IMPLICACIONES CAMBIARIAS EXPLICADAS
Los regímenes de activación/desactivación del riesgo describen cambios en el apetito de los inversores por el riesgo, lo que influye en el rendimiento de las monedas en función de la seguridad o exposición percibida.
Los mercados financieros suelen oscilar entre dos dinámicas de sentimiento distintas, comúnmente conocidas como regímenes de tolerancia al riesgo y de aversión al riesgo. Estos términos describen los cambios en el apetito de riesgo de los inversores, que influyen significativamente en las clases de activos a nivel mundial, en particular en los mercados de divisas. Comprender estos regímenes ayuda tanto a los inversores institucionales como a los minoristas a anticipar las fluctuaciones a corto y medio plazo en el valor de las divisas.
El aceptación al riesgo describe un entorno de mercado en el que los inversores muestran una fuerte tolerancia al riesgo. La confianza en el crecimiento económico, la estabilidad de la dinámica geopolítica y una política monetaria moderada suelen sustentar este régimen. En estos períodos, el capital fluye hacia activos de mayor rendimiento o de mercados emergentes, materias primas, acciones y divisas de mayor riesgo, como el dólar australiano (AUD), el dólar neozelandés (NZD) y el rand sudafricano (ZAR).
Los entornos de aversión al riesgo reflejan una retirada del riesgo, a menudo provocada por temores a recesiones económicas mundiales, conflictos geopolíticos, amenazas de pandemia o políticas monetarias restrictivas. En estas situaciones, los inversores priorizan la preservación del capital, orientando con frecuencia sus carteras hacia activos refugio, como el oro, los bonos del Tesoro estadounidense y las denominadas "divisas refugio" como el dólar estadounidense (USD), el yen japonés (JPY) y el franco suizo (CHF).
Este cambio de sentimiento binario afecta la asignación de carteras en las distintas clases de activos, pero su influencia en los mercados de divisas es especialmente pronunciada debido a la naturaleza global de las divisas y su sensibilidad a los flujos de capital. La frecuencia e intensidad de estos cambios pueden impulsar la volatilidad y definir las oportunidades de negociación para los participantes del mercado de divisas.
Estos regímenes no siempre son claros y pueden coexistir o cambiar rápidamente según el flujo de noticias, las decisiones de los bancos centrales o los datos macroeconómicos, lo que hace esencial que los participantes monitoreen de cerca los indicadores de sentimiento y las tendencias de posicionamiento.
Los indicadores de riesgo comunes incluyen:
- Índices de volatilidad (por ejemplo, el índice VIX)
- Diferenciales de crédito en los mercados de bonos
- Precios de materias primas como el petróleo o el cobre
- Principales índices bursátiles y tendencias de correlación
En resumen, comprender la dinámica de activación/desactivación del riesgo proporciona un marco fundamental para interpretar los cambios más amplios del mercado y alinear las estrategias cambiarias en consecuencia.
Durante los regímenes de riesgo, el afán de obtener mayores rendimientos lleva a los inversores a buscar perspectivas de rendimiento y crecimiento, lo que afecta directamente la dinámica del tipo de cambio. Las divisas vinculadas a la exportación de materias primas, un fuerte crecimiento económico o altas tasas de interés suelen ser las beneficiarias.
Divisas como el dólar australiano (AUD), el dólar neozelandés (NZD) y el dólar canadiense (CAD) suelen fortalecerse. Se las conoce como "divisas de materias primas" debido a la dependencia de sus economías de las exportaciones minerales y agrícolas. Cuando los inversores adquieren mayor confianza en las perspectivas económicas mundiales, la demanda de materias primas aumenta, lo que impulsa a estas divisas mediante un ciclo de retroalimentación positiva entre el comercio y la inversión de capital.
Las divisas de mercados emergentes (ME), como el real brasileño (BRL), el rand sudafricano (ZAR) y el peso mexicano (MXN), también se comportan bien en regímenes de riesgo. Estos ofrecen mayores rendimientos y, cuando mejora la percepción global del riesgo, se registran fuertes entradas de capital, ya que los operadores buscan beneficiarse de los diferenciales de tasas de interés (carry trades) y de los indicadores de crecimiento económico.
El dólar estadounidense (USD) tiende a debilitarse durante estas fases, especialmente frente a las divisas con beta alta, lo que refleja una menor demanda de activos seguros. El euro (EUR) también podría registrar ganancias si la confianza en la recuperación de la eurozona se alinea con un mayor apetito por el riesgo. Sin embargo, las ganancias del yen japonés (JPY) y el franco suizo (CHF) suelen ser limitadas o negativas, ya que su atractivo como activos refugio disminuye en entornos optimistas.
Es esencial diferenciar entre factores cíclicos favorables y factores estructurales en períodos de aversión al riesgo. Por ejemplo, si la Reserva Federal de EE. UU. mantiene una política monetaria laxa junto con el optimismo global, el dólar podría enfrentar fuerzas bajistas agravadas. Por el contrario, si la divergencia económica favorece el crecimiento de EE. UU. mientras otras economías luchan por recuperarse, el dólar podría seguir registrando ganancias a pesar del sentimiento predominante de aversión al riesgo.
Temas clave en divisas durante la tendencia al riesgo:
- Mayor popularidad de las operaciones de carry trade debido al mayor interés por los diferenciales de tipos de interés
- Fortalecimiento de las divisas vinculadas a las materias primas y de los mercados emergentes
- Pronunciada correlación entre los mercados de valores y las divisas procíclicas
- Escasa demanda de instrumentos de seguridad tradicionales como el dólar estadounidense, el yen japonés y el franco suizo
Los operadores e inversores que siguen una tendencia al riesgo deben monitorear los flujos de capital, los precios de las materias primas y las expectativas sobre los tipos de interés. Estos influyen en la dirección en la que los países y las divisas atraen capital, lo que mejora el potencial de rentabilidad en las estrategias cambiarias procíclicas.
El franco suizo (CHF) también muestra un sólido rendimiento en episodios de aversión al riesgo. Respaldado por la sólida neutralidad política de Suiza, su robusta situación financiera y la ausencia de preocupaciones sobre la deuda soberana, los inversores macroeconómicos globales consideran al franco como una moneda estabilizadora. El Banco Nacional Suizo puede intervenir ocasionalmente para frenar la apreciación, una tendencia que los participantes del mercado siguen de cerca.
Por el contrario, las monedas de mercados emergentes con mayor rendimiento son las que más sufren. Las restricciones de liquidez, la volatilidad de los flujos de capital y el aumento de las primas de riesgo suelen provocar ventas en monedas como la lira turca (TRY), el peso argentino (ARS) o el rand sudafricano (ZAR). Las divisas vinculadas a materias primas (AUD, CAD) también suelen caer, a menos que los sectores subyacentes de las materias primas amortigüen el impacto.
Características de los flujos de refugio seguro en divisas:
- Tendencia a favorecer las divisas de países con superávits por cuenta corriente
- Rápida liquidación de operaciones de carry trade, lo que impulsa las divisas de financiación como el JPY o el CHF
- Preferencia por mercados de divisas con beta baja y perfiles de volatilidad de bajo rendimiento
El nivel de aversión al riesgo puede medirse mediante indicadores como el Índice de Volatilidad CBOE (VIX), los diferenciales de swaps de incumplimiento crediticio (CDS) o los rendimientos de los bonos soberanos. Estos actúan como indicadores visuales del sentimiento de cobertura en tiempo real, informando a los operadores sobre si deben optar por estrategias de refugio seguro.
En resumen, gestionar una cartera de divisas en un clima de aversión al riesgo implica una rápida rotación hacia divisas defensivas, una gestión disciplinada de la exposición y una vigilancia atenta de los cambios de correlación entre los instrumentos macroeconómicos. Comprender cómo y cuándo los refugios seguros ganan terreno es fundamental para mitigar las caídas durante las turbulencias del mercado.