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INVERSIÓN PASIVA VS. INVERSIÓN ACTIVA: LO QUE NECESITA SABER
Descubra las diferencias clave entre la inversión pasiva y activa, incluidos los costos, el compromiso de tiempo y las probabilidades de éxito a largo plazo.
Comparación de costos y comisiones Una de las diferencias más significativas entre las estrategias de inversión pasiva y activa reside en los costos asociados. Comprender cómo estos costos afectan el rendimiento de la cartera a largo plazo es crucial para los inversores que buscan maximizar la rentabilidad. Las estrategias de inversión pasiva, como la inversión en fondos indexados o los fondos cotizados en bolsa (ETF), buscan replicar el rendimiento de un índice de mercado como el S&P 500 o el FTSE 100. Dado que estos fondos no requieren una gestión de cartera constante, operaciones ni un análisis exhaustivo, suelen tener comisiones mucho más bajas. Los ratios de gastos de gestión (MER) de los fondos pasivos suelen ser inferiores al 0,20 %, y algunos ETF ofrecen comisiones de tan solo el 0,03 % anual. Además de unos MER más bajos, los inversores pasivos también se benefician de unos costes de negociación reducidos. Dado que los fondos pasivos solo ajustan sus carteras en respuesta a las variaciones del índice, un menor número de operaciones implica comisiones más bajas y mínimas implicaciones fiscales en las cuentas sujetas a impuestos.
Comisiones de inversión activa
En cambio, la inversión activa implica que los gestores de fondos toman decisiones continuas de compra o venta de valores con el fin de superar al mercado. Esta gestión intensiva implica mayores costes operativos, mayor rotación y mayores gastos de negociación. Los fondos mutuos activos suelen cobrar tasas de interés de mercado (MER) que oscilan entre el 0,75 % y el 1,50 %, y algunos alcanzan niveles incluso superiores.
Estas comisiones más altas implican que los fondos activos necesitan generar rentabilidades excedentes solo para alcanzar el punto de equilibrio con las alternativas pasivas. Además, una mayor rotación del fondo suele generar ganancias de capital, lo que puede generar obligaciones fiscales adicionales para los inversores que no utilizan cuentas con ventajas fiscales.
Impacto de los costes en la rentabilidad
Con el tiempo, estas diferencias de costes se acumulan significativamente. Consideremos un ejemplo: un inversor aporta 10.000 libras esterlinas anuales durante 30 años a un fondo pasivo con una comisión del 0,10 % o a uno activo con una comisión del 1,00 %. Suponiendo una rentabilidad bruta del 7 %, el inversor pasivo obtiene aproximadamente 944.000 libras esterlinas, mientras que el inversor activo obtiene unas 788.000 libras esterlinas. Esto supone una diferencia de más de 150.000 libras esterlinas, debida únicamente a las comisiones. Dado que los costes son uno de los pocos elementos de inversión que el individuo puede controlar, muchos asesores profesionales recomiendan minimizarlos, lo que convierte a las estrategias pasivas en una opción atractiva a largo plazo, basándose únicamente en su rentabilidad.
Tasas de éxito y probabilidades de rendimiento
Otro factor clave que influye en la elección entre inversión pasiva y activa es la probabilidad de obtener rentabilidades superiores a las del mercado. Si bien algunos inversores buscan superar al mercado, comprender las probabilidades de lograrlo mediante la gestión activa es esencial para tomar una decisión informada.
Rendimiento activo frente a índices de referencia
A pesar del atractivo de las posibles rentabilidades superiores al mercado, los datos muestran sistemáticamente que la mayoría de los gestores de fondos activos obtienen un rendimiento inferior al de sus índices de referencia a lo largo del tiempo. El cuadro de mando SPIVA (S&P Indices Versus Activo), que analiza el rendimiento a largo plazo de los fondos de gestión activa, presenta un panorama desalentador. Según el informe SPIVA U.S. Year-End 2023, durante un período de 10 años, aproximadamente el 85 % de los fondos de renta variable de gran capitalización gestionados activamente obtuvieron un rendimiento inferior al del S&P 500.
Se observan tendencias similares en los mercados globales. En el Reino Unido, más del 80% de los fondos de renta variable activos británicos no superaron el rendimiento del índice FTSE All-Share en un horizonte temporal de 10 años. La consistencia de estos resultados a lo largo de diversos ciclos de mercado sugiere firmemente que las estrategias pasivas ofrecen resultados a largo plazo más fiables, aunque no excepcionales, para la mayoría de los inversores.
Razones del bajo rendimiento
Varios factores contribuyen al bajo rendimiento constante de los gestores activos:
- Mayores costes: Como se mencionó anteriormente, la gestión activa incurre en mayores gastos, lo que crea un obstáculo para el rendimiento incluso antes de que la rentabilidad empiece a superar los índices de referencia.
- Eficiencia del mercado: En los mercados desarrollados, los precios de las acciones generalmente reflejan toda la información disponible. Esta realidad dificulta que los gestores cualificados encuentren y capitalicen valores con precios incorrectos de forma consistente.
- Obstáculos conductuales: Los gestores activos pueden verse influenciados por sesgos psicológicos o presiones institucionales que conducen a una toma de decisiones deficiente, como el comportamiento gregario, el cortoplacismo o la deriva de estilo.
El papel de la habilidad y la suerte
Si bien un pequeño subconjunto de inversores activos logra superar la rentabilidad, identificar con antelación a los ganadores consistentes es excepcionalmente difícil. Algunos superan la rentabilidad gracias a la habilidad, pero muchos lo hacen gracias al azar. Además, los gestores que han tenido éxito en el pasado suelen tener dificultades para replicar la rentabilidad superior anterior. Como señaló el Premio Nobel Eugene Fama, distinguir la suerte de la habilidad en la inversión es uno de los mayores desafíos que enfrentan tanto los investigadores como los profesionales.
Expectativas de rendimiento pasivo
Por el contrario, la inversión pasiva no busca superar la rentabilidad, sino obtener una amplia exposición al mercado a un coste mínimo. Si bien se renuncia a la oportunidad de superar al mercado, también se evita el riesgo de obtener un rendimiento inferior debido a una mala selección de gestores o comisiones excesivas. Por lo tanto, los inversores pasivos se alinean con el principio fundamental de que «no es necesario superar al mercado para obtener buenos resultados, solo hay que invertir en él eficientemente». En el contexto del crecimiento de activos a largo plazo, las probabilidades favorecen claramente la inversión pasiva como el enfoque más fiable y estadísticamente superior, especialmente para los inversores minoristas individuales.
Dedicación de tiempo y complejidad
La cantidad de tiempo y esfuerzo necesarios para implementar una estrategia de inversión elegida puede influir significativamente en la decisión entre inversión pasiva y activa. Mientras que algunos inversores disfrutan investigando acciones y especulando sobre la dirección del mercado, otros prefieren un enfoque sin intervención que requiera una supervisión mínima.
Esfuerzo requerido para la inversión pasiva
La inversión pasiva es sinónimo de simplicidad y automatización. Una vez configurada una cartera diversificada, a menudo utilizando fondos indexados de bajo coste o ETF de asignación de activos, la participación continua es mínima. El reequilibrio periódico, normalmente una o dos veces al año, es el nivel de interacción que los inversores pasivos suelen requerir. Para los inversores que utilizan robo-advisers o plataformas gestionadas, incluso el reequilibrio puede automatizarse por completo.
Esto hace que las estrategias pasivas sean muy adecuadas para profesionales ocupados, principiantes y quienes buscan "configurarlo y olvidarse". El tiempo requerido tras la configuración es mínimo, y la facilidad de implementación suele reducir el estrés emocional que suele asociarse con la observación activa del mercado y los ajustes.
Complejidad de la inversión activa
En marcado contraste, la inversión activa exige una cantidad considerable de tiempo, energía y habilidad. Los inversores activos deben investigar continuamente las tendencias macroeconómicas, la evolución de los sectores y las empresas individuales. Generalmente, se requiere el seguimiento diario o semanal de noticias, informes de resultados y gráficos técnicos para tomar decisiones informadas. Esta carga de trabajo se intensifica aún más por la presión de superar los índices de referencia.
Además, la inversión activa implica una toma de decisiones compleja con respecto a:
- Selección de valores
- Puntos de entrada y salida
- Estrategias de gestión de riesgos
- Dimensionamiento de la posición
- Recolección de pérdidas fiscales o venta estratégica de las empresas ganadoras
Esta complejidad a menudo requiere gestores profesionales o una inversión sustancial de tiempo personal. Los errores en la investigación o la ejecución pueden afectar significativamente el rendimiento, lo que explica en parte la variabilidad en los resultados de los gestores activos.
Disciplina emocional y comportamiento
El aspecto psicológico de la inversión no puede ignorarse, especialmente en las estrategias activas. Mantener la disciplina durante la volatilidad del mercado es más difícil cuando se participa activamente en las decisiones de inversión. Los estudios de finanzas conductuales muestran que los inversores individuales a menudo perjudican su rentabilidad al actuar por miedo o exceso de confianza, como vender durante las recesiones o operar en exceso durante los mercados alcistas.
La inversión pasiva mitiga muchos de estos riesgos al eliminar gran parte del juicio y la varianza que intervienen en la toma de decisiones. Mantener una inversión completa en un índice a lo largo de todos los ciclos del mercado permite una capitalización compuesta consistente y evita errores de sincronización del mercado.
Resumen de los factores temporales
En última instancia, el enfoque pasivo se alinea con quienes buscan una forma eficiente, de bajo mantenimiento y estadísticamente sólida de generar riqueza a lo largo del tiempo. En cambio, la inversión activa puede ser adecuada para quienes sienten pasión por los mercados, tienen un profundo conocimiento, disponen de tiempo suficiente y una alta tolerancia al riesgo, y buscan superar estratégicamente los promedios del mercado. Sin embargo, es necesario ser realista sobre la inversión necesaria y las limitadas probabilidades de éxito a largo plazo.
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